Andújar, en busca del tiempo perdido.

*Articulo extraido de la web de la Federación Andaluza de Baloncesto.

El histórico club iliturgitano trata de renacer de sus cenizas para recuperar el puesto del que hace años gozó entre los grandes de la EBA
El título de la novela de Marcel Proust es totalmente aplicable al deseo del Montajes Rueda Andújar de recuperar el sitio que no hace muchos años tuvo entre los grandes de la Liga EBA. La travesía no ha sido fácil, porque nunca lo es comenzar desde los cimientos, pero el esfuerzo ha valido la pena. Ahora es el momento de recoger los frutos.

Porque esta temporada se ha vivido el renacimiento en una de las localidades más volcadas del baloncesto en Andalucía. Es la ilusión que trata de alumbrar un camino de altos y bajos, de luces y sombras en un pueblo que en una década vivió lo mejor y lo peor del deporte.
Porque durante muchos años, la ciudad jiennense fue una de las mayores factorías de nuestra comunidad, vivero de inagotables generaciones de talento en las categorías inferiores. Impregnadas de un estilo agresivo en defensa y vistoso y veloz en ataque, las hornadas del Andújar fueron creciendo en la década de los 90 hasta hacer frente a los grandes en los Campeonatos de Andalucía y nutrir al equipo sénior de hombres competitivos, de ganadores natos.
Por eso, cuando el Andújar logró el ascenso a la EBA en 1999, muchos sabían que sólo era el inicio de una gran historia. Y eso que el equipo pagó caro el estreno en la categoría siendo colista en su puesta de largo, pero las cosas cambiaron rápidamente y al año siguiente (00-01) logró su primera clasificación para la Final a 10 tras proclamarse subcampeón del grupo D. En Pamplona no tuvo suerte y fue eliminado a las primeras de cambio por el anfitrión, el Alvecom Maristas, pero la semilla ya estaba sembrada.
En la 01-02 repitió presencia entre los mejores con su primer título de campeón del grupo bajo el brazo, aunque de nuevo no pudo superar la primera ronda en la fase celebrada en La Laguna, donde el Maderas Peralta cercenó sus aspiraciones. El varapalo fue grande, pero todo el mundo del baloncesto sabía ya que en Andújar se estaba fraguando algo grande. Con Nacho Criado en el banquillo, el equipo iliturgitano desplegó un juego vistoso y agresivo de la mano de jugadores como Expósito, Juanma Martínez, David Suka Umu o, posteriormente, otros como Teo Aguirre y Juan Antonio Fuentes, todos respaldados por representantes de la eterna cantera que nunca dejaba de dar frutos.
El club confiaba ciegamente en sus bases. Era tanto una creencia profunda como una necesidad, pero la apuesta funcionaba. Dos años de paréntesis (décimo en la 02-03 y cuarto en la 03-04) dieron paso a la tercera presencia del Andújar en la fase de ascenso, esta vez como segundo del grupo D en la temporada 04-05. El equipo jiennense derrotó en una dramática eliminatoria previa al L’Alcora castellonense, pero el Palencia hizo valer su condición de local y acabó con el sueño en el primer partido de la Final a 8.
Aquello representó un punto y final, porque el dinero empezó a agotarse y las aspiraciones se vieron menguadas. Un undécimo puesto en el curso 05-06 dejó claro que los tiempos de vacas gordas se habían acabado definitivamente, tanto que ese verano el equipo de Andújar se vio obligado a renunciar a la categoría.
Tocaba volver a los orígenes, empezar casi de cero. Eran días de catarsis, de crisis entendida como cambio, y de ahí surgió el nuevo proyecto. En la temporada 07-08, el Andújar regresó a la Primera Andaluza con un equipo extremadamente joven y plagado de jugadores de la localidad, un espíritu que mantuvo el curso pasado. Los resultados, por una vez, eran lo de menos cuando lo realmente importante era recuperar el espírito de una localidad que había soñado despierta durante casi una década.
Este verano, la reestructuración de la categoría le permitió subir un escalón y llegar a la Primera Nacional, un paso más en su lenta pero segura carrera. Nacho Criado, el hombre que dirigió al equipo a sus mejores momentos en la EBA, cogió las riendas de la dirección deportiva y confió el banquillo un año más a Juan Carlos Expósito. Llegaron jugadores como Padilla (natural de Bailén y con años de experiencia en la EBA manchega) o José Raya (ex Atarfe y Guadix), que junto a Juan Navarro forman un trío letal en el perímetro. Con ellos y la base de las últimas campañas, el Andújar fue segundo del duro grupo A y superó en los cuartos de final al sorprendente Maristas de Córdoba ganando los dos partidos, con especial claridad en el primero, con 34 puntos de ventaja.
“Tenemos que luchar por recuperar lo que fue el Andújar en su día, pero con cabeza, sabiendo nuestras limitaciones y sabiendo en qué nos equivocamos”, dijo hace unos días Juan Carlos Expósito, el encargado de llevar al Montajes Rueda en busca del tiempo perdido.